Por Coral Guadalupe Rodríguez Alvarez
La segunda mitad del siglo XX se enfrentó a la adaptación de las formas de violencia implementadas durante las guerras mundiales de 1914 y 1939. La amenaza nuclear y el conflicto entre naciones por la hegemonía global desencadenaron, en un terreno aún sinuoso, diversas disputas políticas, ideológicas y militares. En América Latina, como parte de la estrategia estadounidense para llevar el control político y desplazar a Rusia del tablero de negociaciones, ocurrieron varios golpes de Estado e intromisiones tanto legislativas como militares, que derivaron en la persecución de opositores políticos.
Las estrategias de amedrentamiento, tortura, secuestros y asesinatos a líderes sindicales, estudiantes, obreros y trabajadores crecieron a la par de las desigualdades e injusticias, igualmente que el control ideológico, la usurpación de tierras y la limitada educación pública, especialmente fuera de zonas urbanas. Por ello, sectores estudiantiles, obreros, profesionistas, profesores, médicos e intelectuales se alzaron desde distintas esferas, uniendo esfuerzos para enfrentar al robustecido brazo del Estado mediante la organización de frentes armados y grupos guerrilleros.
Aunque la organización en armas por parte de civiles no es exclusiva del siglo XX, fue en este periodo cuando se consolidaron múltiples agrupaciones de corte político-militar. En el caso de México, destacan las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), de tendencia marxista-leninista, fundadas el 6 de agosto de 1969 en Monterrey, ciudad centro industrial clave en la economía nacional desde el siglo XIX, también cuna de un establishment empresarial vinculado con la represión de movimientos sociales.
Las FLN, protagonistas de esta investigación, se distinguen de otras organizaciones por dos factores: su estrategia de clandestinidad, que les permitió mantenerse ocultas ante el Estado mexicano, y la formación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que se levantó en armas el 1 de enero de 1994. Fue solo entonces que se reconoció públicamente su existencia.
La historiografía de las FLN
Esta revisión historiográfica responde a la pregunta de cómo se ha escrito e investigado la historia de las FLN. Dado que su desarrollo se ubica en el contexto de la Guerra Sucia en Latinoamérica, el acceso a fuentes es limitado, ya que muchos archivos fueron destruidos o censurados por las autoridades militares.
Pese a estas restricciones, existen momentos clave que permiten acceder a la historia de las FLN, que nos llevan a clasificar en tres etapas:
- La aparición pública del EZLN en 1994, que dio pie a textos de tipo crónica, testimonios e investigaciones periodísticas.
- La apertura del Archivo General de la Nación (AGN) en 2001, con documentos de la extinta Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), el CISEN, la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales (Cedillo, 2008).
- Desde 2015, la aparición pública de algunos militantes y la publicación de los “Cuadernos de trabajo: Dignificar la historia”, con testimonios inéditos y entrevistas difundidas por medios digitales.
La historiografía ha privilegiado al EZLN por su simbolismo dentro del pensamiento subversivo antimperialista, decolonial y anticapitalista, relegando el estudio de las FLN. Sin embargo, es necesario reconocerlas como consecuencia directa de las tensiones políticas de la posguerra y como sobrevivientes de la Guerra Sucia en México.
Apuntes contextuales y fuentes clave
Como antecedente para la investigación de las FLN y situarnos en contexto, podemos considerar el marco de la segunda mitad del siglo XX, estallando el ya presente descontento social después de las represiones de 1968 y 1971 durante las presidencias de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, en las que manifestantes estudiantiles fueron sometidos, encarcelados, asesinados y desaparecidos por fuerzas militares. Uno de los textos sobresalientes es el publicado en 1971 por la periodista Elena Poniatowska, La Noche de Tlatelolco: testimonios de una historia oral,que marcaría una metodología constante en las publicaciones siguientes, basadas en notas periodísticas y entrevistas a sobrevivientes, así como en fuentes cercanas a involucrados y relatando los hechos con tintes de crónica y autobiografía.
Por otro lado, el texto La izquierda mexicana en el siglo XX del inglés Barry Carr, publicado en 1982, pero disponible en español hasta 1996, se enfocó en la formación del Partido Comunista Mexicano (PCM) que, visto de manera general, planteó alcanzar sus objetivos desde los medios institucionales; por otro lado en su texto, México Armado 1943-1981, la periodista Laura Castellanos logró reconstruir parte de la historia de la organización gracias a una serie de entrevistas a Fernando Yánez y Gloria Benavides quienes en 1995 fueron reconocidos por el gobierno como el comandante insurgente Germán y la comandante Elisa. Sin embargo, el objeto de investigación del trabajo de Castellanos no se limitó a las FLN, sino que abarcó los distintos focos guerrilleros e insurgentes contemporáneos.
En contraste La Rebelión de las Cañadas de Carlos Tello utiliza informes policiacos y entrevistas siguiendo el alzamiento de 1994; texto, considerado bestseller durante su publicación dado que marcó pautas para “sacar de la mitología” al movimiento armado y a sus integrantes, acercándose a la vida laboral, religiosa y privada de algunos indígenas que eligieron armarse. Por otro lado, también podemos contemplar a Héctor Torres Martínez, centrándose en la capital neoleonesa, describe la participación de cuatro grupos político-militares emergidos: Las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), La Liga de Comunistas Armados (LCA) y Los Macías que junto con Los Procesos se integraron a la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23S); Torres Martínez, a través de una serie de artículos y especialmente a raíz de su tesis Monterrey Rebelde 1970 – 1973. Un estudio sobre la Guerrilla Urbana, la sedición armada y sus representaciones colectivas,8 explica la dinámica política y económica que reinó dentro del perímetro regiomontano, así como la acción represiva que ejerció el estado. Torres explica cómo la criminalización de la Guerrilla fue fuertemente apoyada por la prensa; es por esto, que las fuentes periodísticas habían sido la principal forma de difusión de las actividades guerrilleras y, aunque las FLN optaron por la omisión de secuestros, expropiación y ataques civiles, los medios impresos les condenaron como individuos con las peores intenciones, como quedó relatado en la toma de las casas de seguridad en febrero de 1974, la primera en Monterrey y la segunda en Nepantla, Estado de México.
Por su parte, Iván Ramón Jáuregui, dedica su proyecto de investigación a las mujeres en los movimientos armados durante 1970. Este explica el proceso de detención, secuestro y desaparición de militantes femeninas de la LC23S y de las FLN, así como de las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (FRAP) del estado de Jalisco. También analiza aspectos a los que se enfrentaron las mujeres guerrilleras (en su mayoría estudiantes y profesoras) al interior de las agrupaciones como: el machismo, la división sexual del trabajo miliciano y la integración del ejercicio militar. En el caso de las FLN, Jáuregui, pone atención en las detenciones, torturas y asesinatos de Nora Rivera Rodríguez, Dení Prieto Stock y Carmen Custodio Ponce, así como la detención de Gloria Benavides.
Aunque las FLN ya habían sido mencionadas en diversos textos, ninguna investigación se había enfocado exclusivamente en esta organización hasta que Adela Cedillo le dedicó su proyecto de tesis con importantes aportes. En El fuego y el silencio. Historia de las Fuerzas de Liberación Nacional (1969-1974), la autora establece, a partir de una metodología histórica rigurosa, una base sólida para comprender los conflictos políticos en México. Su trabajo no solo reconstruye la trayectoria de las FLN, sino que también sintetiza conocimientos clave sobre el impacto de la Guerra Fría en el país y el surgimiento de grupos guerrilleros y de oposición política durante el último tercio del siglo XX.
Sus principales fuentes provienen de los archivos de la DFS y DGIPS, además de más de treinta entrevistas y una amplia recopilación de fuentes bibliográficas, hemerográficas y fílmicas que incluyen visitas de campo y exploración en las zonas de enfrentamiento en el estado de México y Chiapas. No obstante, a partir del análisis de estas fuentes, Cedillo concluyó que las FLN cesaron su actividad política hacia 1993. Esta afirmación, sin embargo, fue refutada posteriormente por una carta del comandante Insurgente Germán a Pablo González Casanova, ex rector de la UNAM nombrado en 2018 comandante Pablo Contreras ante el Comité Clandestino Revolucionario Indígena (CCRI) del EZLN y difundida por la editorial Casa de Todas y Todos; donde el remitente sostiene que las labores políticas de las FLN han continuado de forma ininterrumpida desde 1969.
En su segundo trabajo, El suspiro del silencio. De la reconstrucción de las Fuerzas de Liberación Nacional a la fundación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (1974-1983), Adela Cedillo emplea una metodología similar con el propósito de dar continuidad a su investigación previa. La delimitación temporal de este estudio responde, en gran medida, a la disponibilidad de documentos en el Archivo General de la Nación (AGN), pues a partir de 1985 no existen materiales accesibles para consulta pública, situación que se mantuvo al menos hasta 2024 con la adición de documentos del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
En la tercera etapa, con la apertura del archivo privado de las FLN, el profesor e investigador de la Universidad Estatal de Nuevo México, Neil Harvey, produjo tres textos, el primero Las Fuerzas de Liberación Nacional y la Guerra Fría en México (1969-1974), donde introduce el contexto histórico y presenta, mediante transcripciones y material fotográfico, comunicados confidenciales de la militancia; el segundo tomo, Las Fuerzas de Liberación Nacional y los combates por la memoria (1974-1977), compila textos de diversos autores que estudian los acontecimientos más determinantes para la conservación histórica de la organización. Finaliza así, con la presentación del noveno al décimo noveno comunicado –por comunicado, nos referimos a las publicaciones internas de la organización- acompañados también de una serie de fotografías de los militantes, y documentos de referencia. Además, incluye parte del Diario de Campaña del Compañero Alfredo (fallecido durante el trabajo político), que narra la vida y acción hecha desde la clandestinidad, en la selva de Chiapas entre 1975 y 1977.
En el tercer tomo, Cruce de caminos: luchas indígenas y las Fuerzas de Liberación Nacional (1977- 1983), el más extenso de los cuadernos, publicado en 2018, Neil Harvey explica la tercera etapa histórica de las FLN y, pese aún lejos de la declaración de guerra de 1994 en Chiapas, Harvey expresa la vigencia de la resistencia política agregando documentos del acervo de las publicaciones de Nepantla, revista subrepticia difundida con diligencia entre los militantes. Por otro lado, en esta publicación son revelados por primera vez los Estatutos de 1980 (antecedente de los Estatutos de 1993), atendiendo la normativa de mantenerse en el silencio actuando desde la clandestinidad.
Por último, la cuarta publicación de la serie Toma de Pueblos 1983-1993, relata a través de dos testimonios la expansión del núcleo militar en las montañas chiapanecas, narrando en un formato de entrevista autobiográfica los retos, al igual que los trabajos políticos y armados que dieron lugar al levantamiento del primero de enero de 1994. En debates recientes, se han integrado nuevas publicaciones que enfatizan la necesidad de un análisis de fuentes, incluidos los formatos digitales, como la entrevista entre Adela Cedillo y Fernando Yañez, donde se cuestionan datos de las fuentes policial es del AGN. Además, de los textos se le suman en contemporaneidad a la tercera etapa, pero mezclan características de las primeras dos fases, como lo es la novela de ficción del exmilitante Federico Alfonso Ramírez López Ramírez, Secretos del clandestinaje: las vidas que alumbraron el levantamiento zapatista en la que podemos encontrar tantos testimonios biográficos como libertades creativas en el testificar de la experiencia, tanto militar como de formación ideológica, en la selva lacandona.
Reflexiones finales
El estudio de las Fuerzas de Liberación Nacional, a 56 años de su fundación, enfrenta el reto de la cercanía temporal, que puede generar sesgos, pero también permite abordarlas como procesos vivos (historia oral). La historia del tiempo presente y el análisis crítico de fuentes nuevas, para su consulta desde 2015 y más recientemente en 2024, que ofrecen herramientas para comprender la complejidad de estos movimientos insurgentes urbanos que se trasladaron a la protección de la selva.
Más allá de los estigmas, las FLN surgieron en un contexto de desigualdad y represión, pero también de resistencia organizada, dejando una huella clave en la historia política de México. Persisten temas pendientes de estudio, como el papel de las mujeres, la vida en la clandestinidad y las expresiones culturales al interior de la organización. Investigar a las FLN implica un ejercicio de memoria crítica, que conecta las luchas del siglo XX con demandas aún vigentes de justicia, dignidad y bienestar en el presente.
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Semblanza
Coral Guadalupe Rodríguez Alvarez es egresada de la Licenciatura en Historia y Estudios de Humanidades, excolaboradora en diversos proyectos de investigación académica, entre los que destacan
“Procesos Sociales, Históricos y Contemporáneos del Centro y Norte de México”, desarrollado en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, y “Cosmovisión, vida y muerte en los residentes wixáritari y mestizos de Real de Catorce”, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Ponente en distintos coloquios nacionales e internacionales, abordando temas relacionados con género, sexualidad, historia política e historia social. Como investigadora independiente, ha desarrollado trabajos de difusión y colaboración con colectivos locales en México, Colombia y España, fortaleciendo redes de conocimiento y acción comunitaria.
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Referencias:
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