Ser los ojos de los demás[1]
Por Verónica G. Arredondo
Esta es la celebración fotográfica del legado de más de cincuenta años de trabajo fotoperiodístico de Pedro Valtierra, originario de Fresnillo, Zacatecas. A veces alguien invariablemente mira hacia la cámara, sin importar el ángulo en el que se encuentre la lente, lo enfoca segundos antes de capturar la imagen; ese instante sin retorno es el devenir del tiempo y la luz. Esa mirada proviene de la cotidianidad donde lo sorpresivo devela lo estético. Personajes observan tal vez sin imaginar que seguirían siendo observados atemporalmente o que sus gestos, expresiones, nos permitirían acceder por un momento a su mirilla, a través de la cámara de Pedro: migrantes, guerrilleras, mineros, campesinos, soldados, infantes, transeúntes, fieles, rescatistas, muy jóvenes alumnos, protestantes, sexoservidoras, por mencionar algunos.
La obra de arte se configura en un contexto histórico y social determinados. Cada imagen responde a un periodo ya sea de lucha, resistencia o calma. Valtierra ha fotografiado la condición humana en este mundo, la guerra, pueblos y comunidades marginadas latinoamericanas, hambruna, el desierto de Arabia, desde la mirada de quienes menos han poseído, desigualdad, miseria, despojo a manos armadas para desenraizar la tierra a quienes han nacido ahí. Sitúa el objetivo no desde el lugar de los vencidos, sino desde los que resisten y luchan dentro. Retrata sin temor a la oscuridad, la oquedad que deja tras de sí la guerra, por ejemplo.
El viento sobre la arena deja entrever cadáveres, ocupan la mirada para resignificarse entre los desaparecidos de la batalla, dejan constancia de vida; han tomado forma y silueta como fósiles en el desierto que nos recuerdan el trazo de un mar antiguo.
Árboles de tronco hundido
son los árboles/ Árboles de tronco hundido
somos nosotros
La fotografía de Valtierra cuenta la historia desde las barricadas, atestigua u observa el derrumbe, la muerte, desde donde se remueve el escombro en busca de cuerpo con o sin vida, que traiga consigo la lluvia y apacigüe por un momento la catástrofe. La narrativa no sucede a la imagen, sino la historia con mayúscula en la letra silente. Sin ser sólo la de las batallas en Centroamérica, nombra la resistencia de los pueblos guatemaltecos de lengua maya mam y k’iché, tojolabales, tsotsiles, tseltales, rarámuris es la universalmente repetida en la lucha del poder, opresión, injusticia, saqueo y explotación; el capital de manos de quienes buscan detener el caudal de agua, excavar hasta el fondo de la tierra, contar la arena.
Tomar las armas
La defensa de la tierra es también la del espíritu de la vida para los pueblos nativo americanos. Defendida con la vida misma, por una más justa, necesaria y pacífica sin más cuerpos inocentes, ensangrentados. Refugiados en busca de otro mundo más soportable. Ráfaga es también un disparo o el viento sobre el rostro de quien ha cruzado la frontera, aunque toda distancia es corta.
La lucha es el levantamiento: miles de voces al unísono de una consigna y el júbilo de la victoria sostenido por la fe. Agüita que da paz. Sin embargo, la defensa porta consigo un arma en manos de un adolescente, no dudarán en jalar el gatillo. Me pregunto si ¿las heridas de guerra suturarán algún día o a través del linaje en las próximas generaciones?
Tablero de ajedrez (dos niños juegan una partida)
La visión de la infancia en Valtierra es la de múltiples rostros plenos de una emoción desbordada, que puebla el paisaje detrás de ellos. También son lo más conmovedores por su verdad, condición de vida, historias personales y familiares que se entretejen: dentro de una comunidad que resiste, se organiza, lucha, se desplaza, educa, cuida y resguarda. A pesar de las circunstancias, como por arte de magia, poseen la visión de un mundo más habitable, donde el juego ante todo pervive.
Camuflaje
Ante la mirada resulta imposible conjugar: verbo, sustantivo o adjetivo derivados de esta palabra.
Agua sobre la cabeza*[2]
Una niña atraviesa el cementerio,
sobre su cabeza
sostiene un cántaro con agua,
su origen podría ser centroamericano
su lengua materna
indígena
¿qué es el agua?
la yerba ha crecido
los caminos se dificultan
con la lluvia
¿qué es el agua
agitada por el río
ahora en calma?
me cuenta
cómo ha descendido
sin vértigo
atronada por el cauce
sigue murmurándome
hasta llegar a casa
¿qué es el agua?
pregunta a los labios
del hombre
que saltó
deprisa
la página
de este diario
*
*
*
Verónica G. Arredondo (Guanajuato, 1984) Poeta, escritora y doctora en Artes. Autora de Spoiler Alert, Damas Errantes, Ese cuerpo no soy, Verde fuego de espíritus, Desparpajados; del ensayo Voracidad, grito y belleza animal. Nominada al Pushcart Prize (2024), por la edición bilingüe de Ese cuerpo no soy, mismo que obtuvo el “Pub House Press” (Québec, 2020) y el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde (2014); también, en ese año recibió el Premio Dolores Castro de Poesía.
[1] Las cursivas dentro del texto son versos de Ricardo Yáñez contenidos en Sin miedo a la luz, 2025. Ciudad de México: Cuartoscuro.
[2] A partir de la fotografía “En medio del cementerio” (San Salvador, El Salvador, 1986).

