Urbana soledad
soledad urbana
taxi, lléveme a la ruta de la sensación…
¿qué es lo que ven mis ojos?
tertulias de gavilanes sombrerudos,
camposantos de edificaciones antiguas,
insectos que trabajan dentro de faroles,
periódicos que vuelan junto a los grajos,
árboles que limitan sus raíces,
flores para los barrocos asustadizos,
sombras de militares en fondas,
borrachos con hígado de botella y poesía,
amores en cada vuelta de la esquina,
perros que nacen dentro de tamales,
un pueblo expandiéndose…
¿dónde estamos?
cercanos a la gran ruta
donde el alma florece
y bebes un alipús contra el espasmo,
tus huesos y tu conciencia se aflojan
para germinar,
cultivarte
en esta ciudad
de carbón y cerros que nos abrazan
es de noche,
soy un venado lampareado,
roble que reverbera junto a la luna,
rana disecada, abandonada a la deriva
por esta ruta de flechas y concreto
en un campo de batallones entre el hombre y la máquina
*
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avenida Juárez
me gusta la selva, porque vivo en algo similar a ella,
por las calles
zigzagueando voy, la soledad se aleja si la ciudad nos amamanta
busco a Dios en las calles, el Dios de las calles
pues el miedo converge de la locura,
tranquilo, que ésto sólo es el comienzo de la avenida Juárez,
falta que tus venas,
falta que tus raíces se acoplen con el fruto maduro:
la urbanización
has dejado caer su verdad,
has dejado caer su sonrisa de madre,
has dejado sembrar la anarquía de las aves muertas,
has dejado sembrar la anarquía vitalizadora,
el verdadero Dios citadino
aprécialo, tócalo, guarda parte de su corazón en la palma de tu mano,
siente la maternidad citadina,
el secreto de la urbanidad,
la crueldad humana,
los corazones oxidados del proletariado,
el odio del que huye de sí mismo,
ven, acércate
vamos a pasear, un día como hoy
normal
por la avenida Juárez,
ven, acércate
que el camino es corto y es largo
*
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el puente de Rigo
hechizados por pasos
quedamos embobados,
por el amarillento recorrido
de la ranchera a la colombiana
en un desgastado puente,
que osan llamar el puente del Papa,
mientras que Rigo Tovar
fue el creador
del lema “amor y paz”;
aquí las ventas y el trajín de la gente
abundan cuando sale buena
la nostalgia en forma
de un buen disco de vinilo,
cuando Andrés Landero le cantaba
a la lejanía
que amarga ver
cuando el puente queda abandonado
frente al río Santa Catarina,
cálido y seco
de un amarillo desértico,
amarillo #1904, tono inclasificado,
ese amarillo oxidado
que corre entre cimientos y piedras
en un río de trémulo andar,
un reflejo social,
que se acurruca con la Independencia,
si es que alguna vez hubo una…
y si los puentes unen
¿por qué nos separamos como
pueblo?
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las librerías de calle Guerrero
pocos son los platillos que permanecen
en su recipiente hondo, ahogados de piloncillo,
como la gran mesa que es la calle Guerrero,
inundados de agua de clavo de olor,
los libros flotan como rodajas de plátano y queso
dentro del recipiente tranquilo, apacible
a lo lejos, se alcanzan a escuchar los murmullos
de las pasas envejeciendo
al fondo de los estantes de nuez
los comensales, tradicionales cuaresmeños,
visitan con sombrero de capirote,
el rumor del coco rallado sobre las letras hispanas
donde la literatura medieval se regocija
entre el polvo caneloso que cubre los libros,
una ligera cama polvosa y húmeda de nostalgia
los dueños de durazno y perfumados de anís
guardan sus saberes bibliotecólogos
dentro de baúles de madera fina
en donde se utilizan como cuencos
para una capirotada tan heterogénea de lecturas,
como los estantes de sus librerías ancestrales
cada plato, cada librería
vale la pena probar
*
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el cine Raly, escape nocturno
apaga la luz, Raúl
enciende el proyector, Lilia;
su cine ha cautivado hasta al más mínimo
grano de maíz palomitero,
ayer residuos de mí
quedaron hechos añicos al terminar
Vaquero de Medianoche
y hoy me encuentro, todavía,
aplastada en una butaca junto al hombre
que ha quedado dormido con El Séptimo Sello
y sigo esperando a que les lleguen
los tirajes de Amarcord,
pues por aquí no ha llegado ese estreno,
mi presencia es una bruma parsimoniosa,
titila entre las personas que van y vienen,
yo sigo sin salir de aquí,
soy luz, soy irreal,
los niños se han carcajeado lo suficiente,
las mujeres han quedado enamoradas del bigote que habla,
los hombres de Piporro,
el cine abrirá sus puertas cuantas veces pueda
de par en par, como una sonrisa.
he aquí, donde he quedado deshecha
junto a los tirajes prohibidos y cintas y chocolates,
cuando ya no haya luz saliendo de las manos
de aguja del proyeccionista,
cuando ya no se refleje mi rostro sobre la pantalla
¿dejaré de existir como figura de luz contemporánea?
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de noche por las calles
por las noches
camino en las calles empedradas
que son las coseduras de la ciudad,
como mis cicatrices;
debajo de cada tejido
hay memorias por las que
“se hace camino al andar”, diría Machado.
caminar de regreso a casa
es retroceder a los recuerdos
de los abuelos
en donde se dieron un beso travieso
junto a las calles sensibles
de los motores de tráileres
o en donde mis padres
corrían sujetados de la mano
de un perro que los correteaba;
la noche evoca tiempos
que no habité
y me dedico a imaginar;
los caminos nocturnos se narran:
son puertas a otra realidad
en los que México cumple con el oficio
de un descanso digno,
los pocos que seguimos despiertos
caminamos como ciegos animales
que andan en un vaivén
—cuesta arriba, cuesta abajo—
de distancias solitarias
en aquel sitio destinado al peatón
donde las luces titilan,
las voces a lo lejos cantan,
las piedras ruedan sin rumbo,
se narran cuentos de insectos chillones,
el reloj da la hora de fin de siglo,
las sombras nos persiguen, nos consumen
en las penumbras fantasmales.
ver las fachadas, recuadros,
anuncios publicitarios y mi rostro:
me vuelven a transportar a la actualidad
de nocturnos instantes que vuelan como grajos,
pero yo decido habitar las calles inquietas de soñar
sobre las entrañables y escasas estrellas
que fulgurosas alumbran
el destino de mi alma fugitiva
del presente.
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Sara Olivo Tovar (Monterrey, Nuevo León, 2007), poeta y narradora. Actualmente es estudiante de la Licenciatura en Letras Hispánicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL. Escribe ocasionalmente.

