Poemas de Verónica G. Arredondo

©Foto de Vanessa Salas Orduño.

La reina de la noche

           Hoy me convenzo que por tu parte

nunca fuiste mía,

ni yo para ti ni tú para mí.

Toña La Negra

 

Estoy seca por dentro. Hay ocasiones en las que vale la pena pagar cariño,

ésta es una de ésas.

Lucha Reyes, La reina de la noche, Arturo Ripstein

 

Al final ella se suicida

Patricia Reyes Spíndola es Lucha Reyes, La reina de México

[Borrachita de tequila… llevo siempre…. el alma mía… para ver si se mejora de esta cruel melancolía]

en la cantina.

Lucha sorbe aguardiente del hombro de La Jaira

Mi Jairita, la que no fue mía,

la que nunca se quiso ir a vivir conmigo

¡La Jaira es Blanca Guerra, en su vestido de satín

y encaje negro entre los senos

gira la cabeza en desaprobación

 

Cuántas no hemos sido la reina de la noche,

la que canta y bebe en un burdel,

con un puñado de celos y sanguijuelas en el cuerpo

¡por ellas y ellos,

aunque mal paguen!

                                               [Todos alzan su copa]

                         brindan

interior. casa regentada por doña Victoria

Me da miedo que vuelvas a hacer el numerito de la suicida

a otros les dio por rezar

a ti te dio por matarte

 

No se apure madre,

hoy no me mato

                   fade in

                                                                           Conocí a un hombre

y todavía lo traigo entre las piernas

[Ojalá este momento se quedara quieto

siempre]

fade out

última escena

 

Lucha apresura con alcohol el efecto de las pastillas

encerrada en el baño abre la llave de la tina

[en mi cabeza resuena en off

 

Por un amor esta vida es mejor que se acabe

no es para mí, pobre de mí / ay corazón, pobre de mí /

no sufras más…]

LUCHA

Ya no me duela mamá, ya no

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Princesas Disney

El siguiente poema no incluye a todas las princesas Disney.

Por la escalera suben los pasos de mi madre

cerramos los ojos

¿a qué juegan?

pregunta en voz alta

mientras ella besa mi boca

y sale corriendo con su vestido amarillo

cuello blanco y azul

listón negro en la cabeza

¿a qué juegan? pregunta mi madre desde la infancia

Jamás supe si era ella el príncipe vestido de princesa

 o si era yo la niña príncipe

como en el cuento de “El traje del Emperador”

 desnudo

convencía al reino de portar el traje más suntuoso

de pedrería invisible

yo sin disfraz alguno

era su princesa o su príncipe

A mis tres años la niña príncipe se llamaba Snow White

Cinderella, a los cinco

Bella, a los doce

a los dieciséis, Ariel,

Aurora, a los veintitrés,

Jazmín, a los veintisiete…

Y si encuentro a tu príncipe azul

¿qué te hago?

Pregunta al teléfono la voz de mi madre

Del libro Spoiler Alert (UANL, 2022)

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Sistema ferroviario

 

/ /

El sonido del tren atraviesa el aire. Dos líneas paralelas, firmes, bajo el peso del metal en movimiento, cualquier objeto que intente enfrentarlo provocará una coalición: animal de carga o doméstico, todo medio de transporte, una moneda (águila o sol), el cuerpo humano tendido sobre los durmientes u otro que se deslice, felino. Aquel objeto ante el chirrido de la maquinaria, fragmentará su materia. Frente a la propagación de esta fuerza, sólo el viento transporta su silbido.

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9:41 a.m.

Cielo azulcielo nublado, cielo de mis pensamientos. Maquinaria en marcha. No recuerdo otra ciudad donde el tren, bullicio orgánico, protagoniza el paisaje sonoro. Sus articulaciones, audibles como el cuerpo de la mañana, respiración lenta, estiramiento de músculos, reacomodo de huesos. Reverberación encerrada en burbuja, es una cañada. Escucha, sus articulaciones no han sido lubricadas. En caso de fractura los habitantes de cañada/ desierto acudirán al auxilio. De madrugada autos comienzan a andar, en el mercado el sonido del metal oxidado en la tortillería, chirrido agudo. Despierta.

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C/R

Pasajeros, recuerdos abordan el vagón.

Equipaje de carga: la muerte propia.

Estaciones peligran su extinción.

Advertencia. Jubilación posible de rieles.

La fidelidad del tren a la terminal, sus coordenadas.

Espera en el andén, tránsito a des-tiempo. El sí-lugar.

El convoy no traslada más cuerpos en su interior,

ha dejado de engullir el ansia.

El anhelo del trayecto es devenir otra ciudad.

Idilio perdido, nombrar estaciones.

Aquel temblor advertía la llegada del tren.

Usanza infame de caminar por las vías.

Fisura sobre el mapa

entre la urbe y la carencia.

Ciudad:

Los rieles ya no recuerdan a sus habitantes.

Luces intermitentes. Enrojecido faro de niebla.

Mar/ horizonte:

líneas dividen e intersectan insomnios.

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§

Reverberación de una letra, silbido o grafía:

…§..§..§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§§..§..§…

Superposición

vibración del sonido/ extensión del cuerpo.

Caja en resonancia

suspendida.

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Z/S

No regresa el mismo ferrocarril, tampoco los vagones de carga en la terminal Catorce o W. Aprendemos a nombrar estaciones: primavera o estío. Tampoco es la misma hoja al caer del árbol, su follaje muda. Flor de verano o invierno amarillo, germina entre vías; sin hora exacta, el silbido fiel a la vida, devana. Esa mirada, la infancia, esta lluvia o su niebla atraviesan el convoy que vuelve.

 

De la plaquette Sistema ferroviario (El Rey Chanate, 2025).

Las cursivas pertenecen a las estaciones Cartografía del tren, de Yelitza Ruiz,

El Guardagujas, de Juan José Arreola y a Los Cadetes de Linares.

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Verónica G. Arredondo (Guanajuato, 1984) Poeta, escritora y doctora en Artes. Autora de Spoiler Alert, Damas Errantes, Ese cuerpo no soy, Verde fuego de espíritus, Desparpajados; del ensayo Voracidad, grito y belleza animal. Nominada al Pushcart Prize (2024), por la edición bilingüe, Ese cuerpo no soy, mismo que obtuvo el “Pub House Press”, Québec (2020) y el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde (2014); también, en ese año recibió el Premio Dolores Castro de Poesía.

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