Por Eduardo Zambrano
UN MERECIDO PREMIO
El Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana se le otorga este 18 de noviembre a Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950). Para unirme a este reconocimiento, comparto una cronología básica y una breve selección de poemas, que a lo largo de su trayectoria mantuvo fiel a su estilo de línea directa, con el simple y llano propósito de contarnos algo; pero presentados muchas veces en formatos métricos, como el endecasílabo, y en versos no exentos de las emociones tan sensibles como el amor, la ironía, la nostalgia, la lectura misma, las batallas cotidianas.
PRIMERA ETAPA DE JUVENTUD
Estudió en la Universidad Autónoma de Madrid especializándose en Filología Clásica, donde se licenció en 1973 y poco después obtuvo su doctorado. Antes de los treinta años igual publica tres poemarios: Los retratos (1971), Elsinore (1972) y Scholia (1978). Para 1981 destacan sus traducciones de poesía griega y latina en la prestigiosa Alianza Editorial. En 1987 aparece también ya su octavo poemario: El otro sueño (Editorial Renacimiento).
LA MADUREZ
De los 40 a los 55 años Luis Alberto de Cuenca se proyecta en una actividad intensa, tanto para su faceta de lector, como de poeta, y promotor cultural. Libros como Etcétera (Renacimiento, 1993) y Señales de humo (Pre-Textos, 1999), son apenas dos referencias de su labor ensayística y el compartimiento generoso de sus lecturas; por otra parte, Los mundos y los días / Poesía 1972-1998 (Visor, 1999) es su primera recopilación (también generosa) de sus versos. En cuanto a su figura en el entorno de la política cultural, fue designado director de la Biblioteca Nacional de España (1996-2000) y secretario de Estado de Cultura (2000-2004).
LA CONSOLIDACIÓN
Siendo fiel a su voz y los temas que le caracterizan, el escritor madrileño sigue publicando poesía, una poesía que se emparenta a otras pasiones como la pintura: Los retratos (Huerga&Fierro Editores, 2009); o la música: Todas las canciones (Visor, 2014). Acompañado siempre por su apego a los clásicos, Cuenca también traduce y colabora en proyectos como La Odisea de Homero, La Eneida de Virgilio, Las mil y una noches, teatro de Shakespeare, cuentos de Charles Perrault o Marcel Schwob; y clásicos más cercanos como Cavafis. De igual manera sus libros de poesía continúan apareciendo en los estantes y bajo el sello de Visor nos llega El reino blanco (2010), Cuaderno de vacaciones (2015) y Bloc de otoño (2018).
LO MÁS RECIENTE
En el 2020 Luis Alberto de Cuenca cumplió 70 años. Para entonces ya había recibido, entre otros, el Premio Nacional de Poesía, y los reconocimientos siguieron llegando como el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2021), el Premio Jaime Gil de Biedma (2023) y el Premio del Tren Antonio Machado de Poesía (2023). Y para cuando se le otorga este año el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, ya se habían sumado también otros tantos libros en Visor: Después del paraíso (2021), El secreto del mago (2023) y Ala de cisne (2025).
La selección de textos que se muestra en seguida abarca estas cuatro instancias y fueron transcritos de los libros ya citados arriba. En todos los casos, el estilo se mantiene en la línea clara, y apuesta por un discurso sencillo que nos quiere compartir de ese mundo cotidiano donde conviven el amor, los libros, toda suerte de tristezas y momentos felices condimentados con humor e ironía. Al final de este conjunto, es de notar el paso del tiempo y los estragos que deja en el ánimo del poeta. Notar además que en muchos casos, además del verso libre, los poemas son construidos con una métrica, la mayor de las veces endecasílabos, pero también alejandrinos u otros de arte menor.
Luis Alberto de Cuenca recibe merecidamente el reconocimiento del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, por tanto, la invitación a conocer o regresar a su obra poética es ahora un llamado que debe atenderse con entusiasmo.
EL DESAYUNO
Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».
*
*
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SONETO DEL AMOR ATÓMICO
Has minado la selva de mi pecho.
Le has dado fuego a todos mis olvidos.
Has llenado de muertos y de heridos
el pacífico reino de mi lecho.
Te has subido a la lámpara del techo
para bombardearme los sentidos.
Has vertido explosión en mis oídos
con tu voz nuclear siempre al acecho.
No más fisión, amor, no más ojivas
ni más misiles en mi dormitorio.
Cesen con tu victoria los enojos.
Me rindo. Tú has ganado. Mientras vivas,
no alcanzarás un triunfo tan notorio:
me has volado la mente con tus ojos.
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ABRE TODAS LAS PUERTAS
Abre todas las puertas: la que conduce al oro,
la que lleva al poder, la que esconde el misterio
del amor, la que oculta el secreto insondable
de la felicidad, la que te da la vida
para siempre en el gozo de una visión sublime.
Abre todas las puertas sin mostrarte curioso
ni prestar importancia a las manchas de sangre
que salpican los muros de las habitaciones
prohibidas, ni a las joyas que revisten los techos,
ni a los labios que buscan los tuyos en la sombra,
ni a la palabra santa que acecha en los umbrales.
Desesperadamente, civilizadamente,
conteniendo la risa, secándote las lágrimas,
en el borde del mundo, al final del camino,
oyendo cómo silban las balas enemigas
alrededor y cómo cantan los ruiseñores,
no lo dudes, hermano: abre todas las puertas.
Aunque nada haya dentro.
*
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LÍNEA CLARA
Dicen que hablamos claro, y que la poesía
no es comunicación, sino conocimiento,
y que sólo conoce quien renuncia a este mundo
y a sus pompas y obras -la amistad, la ternura,
la decepción, el fraude, la alegría, el coraje,
el humor y la fe, la lealtad, la envidia,
la esperanza, el amor, todo lo que no sea
intelectual, abstruso, místico, filosófico
y, desde luego, mínimo, silencioso y profundo-.
Dicen que hablamos claro, y que nos repetimos
de lo claro que hablamos, y que la gente entiende
nuestros versos, incluso la gente que gobierna,
lo que trae consigo que tengamos acceso
al poder y a sus premios y condecoraciones,
ejerciendo un servil e injusto monopolio.
Dicen, y menudean sus fieras embestidas.
Defiéndenos, Tintín, que nos atacan.
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TÚ ERES LA NOCHE
La noche está
llena de ti.
Tú eres la noche.
Ven hacia mí,
dame tu amor
y tus tinieblas.
Si tú no estás
siempre junto a mí,
pronto el alba vendrá
y me moriré,
y me moriré
de amor.
Oigo tu voz,
siento tu piel
hecha de sombra.
Si no estás tú,
se acabará
pronto mi vida.
Si tú no estás
siempre junto a mí,
pronto el alba vendrá
y me moriré,
y me moriré
de amor.
Tu oscuridad
me da la luz
que necesito.
Si no estás tú,
se acabará
pronto mi vida.
Si tú no estás
siempre junto a mí,
pronto el alba vendrá
y me moriré,
y me moriré
de amor.
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EL ENEMIGO OCULTO
Cómo quisieras despertar del sueño
que te sepulta en la desesperanza.
Buscas culpables en el territorio
desolado y sombrío de tu alcoba,
y golpeas la nada. Al fin y al cabo,
qué otra cosa es la vida sino dar
palos en el vacío, herir el polvo,
apuñalar el aire y dejar suelto
al enemigo oculto que nos ronda.
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PASEO VESPERTINO
para Alicia
Tú y yo, amor, a caballo, por las suaves
laderas de un crepúsculo dorado
que vira a negro, tú y yo, luces tibias
frente a la oscuridad que va anegando
esta parte del mundo, rienda suelta,
sendos halcones en los puños, campo
a través, contra el tiempo de la muerte,
a favor de la vida y del verano,
contra cerrojos, contra cicatrices,
contra el silencio, contra el desamparo,
contra esos templos donde se refugian,
ávidos de mentiras, los malvados,
tú y yo solos en busca de emociones,
medievales y eternos, a caballo,
rumbo a ninguna parte, mientras brota
la orquídea de la noche a cada tranco
y queda atrás, hundiéndose en el polvo,
la borrosa silueta del ocaso,
tú y yo por los países de la bruma,
picando espuelas, dos enamorados
que unen sus corazones en la fronda
donde alumbran, gloriosos, los relámpagos,
y cabalgan oscuros por lo oscuro,
como un rey y una reina destronados.
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ELOGIO DE LA POESÍA
La vida es prosa más o menos aburrida,
pero no siempre ha sido tan tediosa y prosaica.
En el alba imprecisa de nuestro origen hubo,
primero, una voz recia que evocaba las gestas
del caudillo del clan; luego, otra voz más íntima
y dulce que, al compás de la lira, cantaba
el amor, subrayando su plenitud, o el odio
que inspira la traición, o el cruel desengaño.
Y esas voces traían a la vida promesas
de olvido y deshacían los hielos del invierno
al ritmo del bastón de mando del chamán
en los fuegos de campamento de la tribu.
Y esas voces fundaban un jardín de palabras
hermosas en el centro del desierto silente
del mundo, una floresta de color y belleza
que, como un cáncer, iba destruyendo, implacable,
el bosque sin memoria de nuestra soledad,
haciéndonos mejores, más libres y más sabios.
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INSPIRADO EN FAULKNER
Sin amor, sin honor y sin orgullo,
sin emoción y sin complicidad
la poesía no tiene sentido.
El deber del poeta es escribir
sobre la compasión, la fortaleza
y la debilidad, sobre el espíritu
de sacrificio (que redime al mundo),
la piedad, el coraje, el heroísmo.
Y su voz no ha de ser solamente memoria,
sino también columna en que se asiente
la condición humana, fundamento
que alivie su temor al vacío, mitigue
su angustia y vierta luces
en su noche perpetua.
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OTRA VEZ EROS
Ya no pienso en asuntos importantes,
ni leo los periódicos, ni opino
sobre la conveniencia de que el mundo
vuelva a ser el de antes de las revoluciones,
ni escucho a Heinrich Schütz,
ni releo a los clásicos.
No necesito ya saber más cosas,
ni apetezco más cosas que una piel,
un cuerpo que se rinde, un abandono
con curvas, una voz, una mirada.
Me he vuelto a enamorar.
De nuevo soy un ramo de temores,
un manojo de afanes y deseos.
*
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VARIACIÓN SOBRE UN TEMA DE MIMNERMO
Fuera de los regalos que dispensa Afrodita,
lejos de los placeres de la carne, ¿qué queda
que pueda resultar medianamente grato,
cuando lo principal nos dejó para siempre?
No es solo fealdad lo que trae la vejez,
sino también ruindad. De viejos, contemplamos
el mundo con rencor. Nos parece imposible
que haya acabado todo tan pronto, y se nos frunce
el ceño, y comenzamos a detestar palabras
como ‘joven’, ‘frescor’, ‘lozanía’, ‘verano’,
y nos hacemos turbios, con posos permanentes
en el alma, envidiosos de cuanto nos rodea.
Esos cuerpos triunfantes, esas miradas limpias
e ingenuas, esos pechos erguidos, esos muslos
compactos continúan tentando nuestra carne
fofa, inútil, añosa. Siguen soliviantándonos
como antes. Pero antes no éramos invisibles
para ellos, y ahora somos apenas sombras
que salen a su paso, regiones devastadas
por la edad, repulsivas reliquias de otro tiempo.
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HABLA EL POETA
Voy navegando
desesperadamente
rumbo al silencio.
*
*
*
SOBRE UN POEMA DE JOHN DONNE
Siendo tú mi enemiga, que lo eres,
no deseo otra cosa en esta vida
que combatir y pelear contigo.
Pero los combatientes, como en Grecia,
deben luchar desnudos. Quítate
el ceñidor que oculta, pudoroso,
la bóveda celeste de tus senos.
Y también el corsé, que tanto envidio
porque se pega a ti como si fuese
un ser vivo. Y permite que tu pelo,
desmelenado, viaje como un río
de oro hasta la cama, nuestro templo
de amor y nuestro campo de batalla.
Poco a poco, tu carne se revela
al caer tu vestido como un deus
ex machina al final de una tragedia
de Eurípides, como un prado florido
entre colinas suaves y redondas.
Permite que mis manos te acaricien
por detrás, por delante, arriba, abajo.
Mi América, mi tierra conquistada,
mi mina de diamantes, mi castillo
inexpugnable, mi jardín sin horas.
Feliz soy descubriéndote y gozándote,
siendo tu dueño y a la vez tu esclavo.
Donde mi mano cae, dejo mi sello.
¡Fuera esas prendas últimas! ¡Sitúate
más allá de la línea que separa
la virtud del pecado y muéstrate
como naciste, libre de abalorios!
Mírame: yo también estoy desnudo.
Para tu desnudez, ¿qué mejor sábana?


