Por Eduardo Zambrano
“Si no puede hacer nada por su cabeza, al menos arréglese la gorra”, con este verso cargado de ironía se da título al libro de uno de los poetas austriacos que, aun sufriendo de las vicisitudes de la guerra, apostaron por el humor. Su nombre es Ernst Jandl, un escritor que nació en Viena el 1 de agosto de 1925, y que, al celebrar ahora su trayectoria, a cien años de distancia, se merece acercarlo más a los lectores de poesía en el mundo hispano. Al menos aquí en México de aquella generación en lengua alemana, y de aquellos años, las figuras de Günter Grass, Hans Magnus Enzensberger e Ingeborg Bachmann (su compatriota), han acaparado la atención del mundo literario y han sido traducidos a nuestra lengua sobradamente y con cuidado.
Dada la apuesta poética de Ernst Jandl, sumamente experimental con el lenguaje y potenciada con la sonoridad, no ha permitido que su trasfondo más sensible nos toque, o que su alto sentido del humor nos conmueva. No obstante, al atender ciertas traducciones disponibles ahora en castellano podemos entrever el juego vital que se nos propone:
las tonterías
las tonterías son un caso especial
de inteligencia, son
un alto grado de ella, una temperatura
tonto (realmente) es sólo quien cree
que puede ser siempre verano para nadar al aire libre
o que puede ser siempre invierno para esquiar.
A continuación, van algunos datos alrededor de la figura de Ernst Jandl:
- Participó como soldado en la Segunda Guerra Mundial, y fue aprisionado por los norteamericanos.
- Estudió Filología Alemana en la Universidad de Viena, donde se termina doctorando en 1950 y después trabaja como profesor en una escuela secundaria.
- Recibe el Gran Premio Austriaco de Literatura (1968) y el Premio Büchner (1984), el más importante en lengua alemana. En 1995 obtiene el Premio Hölderlin de poesía, con el cual sella una valiosa trayectoria.
- Fue miembro de la Academia Alemana de la Lengua y de la Poesía de Darmstadt; además, Ernst Jandl dejó una importante obra gráfica y tradujo también obras del inglés, principalmente a la escritora americana Gertrude Stein.
A continuación, va un ejemplo de uno de sus poemas:
biblioteca
las muchas letras
que no pueden salir de sus palabras
las muchas palabras
que no pueden salir de sus oraciones
las muchas oraciones
que no pueden salir de su texto
los muchos textos
que no pueden salir de sus libros
los muchos libros
con tanto polvo encima
la buena mujer de la limpieza
con el plumero
Ya se comentaba que Jandl se hizo visible por su arrojo hacia la reinvención del lenguaje, un lenguaje que le permite jugar con lo sonoro, tanto, que las lecturas en público del poeta, como las grabaciones de teatro radiofónico, fueron ampliamente celebradas. A continuación, transcribo un poema en su formato original y traducido para hacer evidente esta peculiaridad; no se necesita saber mucho alemán para intuir el juego auditivo:
graues gedicht
grau
grau wie grau
alles ain bisschen grau
nur grau
alles nur grau
nicht nur sondern grau
grau in grau in grau in grau
und gar nicht traurig
…
poema gris
gris
gris como gris
todo un poco gris
solamente gris
todo solamente gris
no solamente sino gris
gris en gris en gris en gris
y nada triste
Como comentaba, el libro que tengo de referencia para este apunte destaca desde su título el sentido del humor como otro recurso básico para hacer contacto con los lectores: Si no puede hacer nada por su cabeza, al menos arréglese la gorra (antología 1952-1989). Esta antología es apenas una muestra donde se hace evidente la experimentación con el lenguaje y el humor no sólo como motivo de risa, sino igual aquel (más importante) que hace posible aligerar la conversación y en su misma sencillez embellecer lo complicado:
el quedarse
el quedarse puede ser un quedarse sentado
o un quedarse de pie
puede ser también un quedarse tumbado
un quedarse en casa o un quedarse fuera
hay tantos modos de quedarse
pero ninguno es eterno
esto es bueno a veces
pero a veces es una pena
…
niñerías
si ahora hablase como un niño
no sé si encontraría a alguien
que me quisiera escuchar
de hecho no hablo como un niño
porque soy demasiado mayor
pero tal vez da igual
que haya o no haya alguien que quisiera escuchar
si finalmente esto me pone contento
y con ello soy menos huraño
con los demás
Ernst Jandl perteneció en su momento al conocido Grupo de Viena, un grupo de escritores que privilegiaron precisamente la exploración visual y acústica del lenguaje alemán. Pero más allá de esta instancia, está el sentido de pertenencia amoroso (hasta poético), pues igual sostuvo una larga relación con la también escritora y poeta Friederike Mayröcker.
Está claro que Ernst Jandl mantuvo un intenso compromiso con su oficio, con la escritura, con la imagen del poeta mismo. Falleció en el año 2000, pero aún sabiéndose en el final de sus días, no dejó de escribir:
en el crepúsculo
no quiero dejar
de escribir
en el crepúsculo
líneas que se desmoronan
y líneas que permanecen suspendidas
un breve instante
en hojas sueltas
en libros sueltos
en recuerdos sueltos
así me vendrá bien
reencontrarme
tras las tinieblas que se aproximan
…
el alma
con una mano
el niño señala
hacia lo alto
y con la otra
la tierra todavía fresca
de la sepultura
donde está el abuelo
y ríe
si el abuelo
está aquí abajo
cómo va estar
allá arriba
ay, el alma
A veinticinco años de su partida, Jandl ha regresado ahora en este apunte para celebrarse y celebrarlo leyendo en voz alta sus poemas, seguro eso le gustaría: regresar vivo en un eco acústico y poético. Con el tiempo los recuerdos se borran, solamente a través de los lectores uno puede seguir diciéndose: ich will sein, quiero ser.
*
*
*
Nota de referencias:
Además del libro ya citado, existen algunas páginas en internet donde puede consultarse más sobre este poeta vienés:

